miércoles, 6 de enero de 2010

Paolo Guerrero y su revancha con Alianza Lima

Paolo Guerrero y su revancha con Alianza Lima
8:41 | Aunque ni su técnico en Alianza 2002 creía que Paolo tenía chances de ir al Bayern Múnich, el delantero logró viajar y se consolidó en la Bundesliga. Autuori felicitó una pelea entre Maestri y Marengo en el Cristal del 2002. Daniel Peredo cuenta esas anécdotas

Por Daniel Peredo

I. El 23 de febrero del 2002, Cristal recibió a Cienciano en el Nacional por el inicio del Apertura. Por un problema de recojo de basura con la municipalidad no se pudo jugar en el estadio San Martín.

A inicios de año había llegado el técnico Paulo Autuori, con la ilusión del título y con el objetivo de fortalecer mentalmente al plantel y acabar con los comentarios negativos sobre la actitud de los rimenses.

Tras el descanso, Cristal adelantó gracias a dos goles de Flavio Maestri, uno de ellos de penal. El juego parecía controlado hasta los últimos cinco minutos que el equipo se dejó estar y permitió la reacción cusqueña.

Faltando cuatro minutos para el final, el mexicano Gerardo Fernández puso el 2-1; y ya sobre los minutos de descuento, Carlos Cumapa anotó el empate. Luego, llegó el pitazo del juez Ángel Ziani. Camino al vestuario, en el túnel de acceso, comenzaron los reproches entre los celestes.

Los más exaltados eran Flavio Maestri y Manuel Marengo. El delantero reclamaba los errores defensivos, mientras el zaguero culpaba a los atacantes de perdonar demasiado.

De pronto se agarraron a golpes. Maestri y Marengo intercambiaron puñetazos limpios y tuvieron que intervenir sus compañeros para separarlos.

En la comisión de fútbol de la entidad rimense, el dirigente Elías Umbert solicitó un castigo para ambos futbolistas.

Sin embargo, Autuori quería darles un premio. Para el entrenador era un buen mensaje que los malos resultados hubieran dejado de ser indiferentes. Su relación con el plantel se fortaleció. Al final del campeonato, Cristal consiguió el título nacional.

II. Willy Hurtado era todo un personaje. Amigo de César Cueto del Rímac, acompañó a la selección en las Eliminatorias de España 1982 y estuvo presente hasta en la gira exitosa que el equipo del brasileño Elba de Padua Lima (“Tim”) realizó por Europa y el norte de África, antes del Mundial español.

Willy era un tipo simpático, conversador y chispeante que supo ganarse un lugar entre el plantel nacional. El 16 de agosto de 1981, Perú enfrentó a Colombia en Lima por la segunda fecha.

Ambos seleccionados venían de empatar 1-1 en Bogotá y la presión para ganar ese partido de vuelta era fuerte. El día del encuentro la delegación nacional salió del hotel Country y Willy Hurtado subió al bus.

Como era de esperar, durante el trayecto Willy iba contando chistes de todos los colores. De pronto, cerca del Nacional, entre la avenida Petit Thouars y el jirón Saco Oliveros, el ómnibus detuvo su marcha por la gran cantidad de hinchas que se dirigían al estadio. Prácticamente era difícil el paso por ese sector.

Los aficionados, al percatarse de que era el equipo peruano, se acercaron y comenzaron a golpear los vidrios y a mover el vehículo.

— “Tenemos que ganar, vamos al Mundial”, gritaron los hinchas por varios segundos y con vivas que atronaban sin parar.

En el interior se sintió la tensión del momento. Hurtado dejó las bromas. Todo se volvió silencio y nervios. De pronto el arquero Gonzales “Caíco” Ganoza se paró y encaró a Hurtado.

— Ya pues, Willy, cuéntate otro chistecito.

Hurtado, con toda la chispa limeña, respondió:

— Está bien, va el último chiste: Tú tapas hoy

Todos dentro del bus estallaron en carcajadas y soltaron músculos. “Caíco” no atajó un minuto en todo el proceso. En notable exhibición, se ganó 2-0 con goles de Barbadillo y Uribe. Hurtado fue el más saludado en el vestuario.

III. En el 2001, Wolfgang Dremmler, ex mundialista alemán y entrenador de menores del Bayern Múnich, llegó a Lima. Fue a ver un partido de la Sub 20 de Alianza Lima y quedó impresionado con las condiciones de dos futbolistas: Roberto Guizasola y Paolo Guerrero.

Dremmler averiguó la situación de ambos jóvenes de 17 años y ninguno tenía contrato profesional. Cumplían la mayoría de edad y, según la FIFA, quedaban en libertad de emigrar. Los dirigentes aliancistas intentaron bloquear la oferta y mantener en el club a ambos jugadores o, en todo caso, participar de la negociación.

Guizasola aceptó las condiciones en agradecimiento a un directivo que lo formó y educó. Guerrero asesorado por sus representantes decidió irse a Alemania. Alianza presionó por todos lados. “Chalaca” Gonzales, entrenador de la selección Sub 20, tenía prohibido siquiera invitar a Guerrero a la Videna. La federación defendió a muerte la posición aliancista y castigó al futbolista, quien no fue al Sudamericano Juvenil. Franco Navarro, el DT profesional blanquiazul, promovió a Paolo, pero cumplió la orden de que no debute oficialmente. Apenas alineó unos minutos ante Peñarol en un amistoso. Cuando Guerrero le comentó la posibilidad de pasar una prueba en Bayern, Navarro respondió con una desafortunada frase:

—¿Al Bayern? Será a Bayer para preparar Baygón y matar cucarachas.

Guerrero presentó un certificado médico y dejó de entrenar en Matute. Luego de un largo proceso legal, la FIFA le otorgó la libertad y pudo fichar por Bayern Múnich. Wolfgang Dremmler continúa observando jóvenes por todo el mundo. Paolo Guerrero juega en el Hamburgo y Roberto Guizasola no es titular en Juan Aurich. Franco Navarro está sin equipo.

Fuente: El Comercio

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